Lo que no somos...

No somos lo que deberíamos ser
–¡cuan imperfectos y deficientes!–...
No somos lo que deseamos ser
–¡Aborrecer lo que es malo, y discernir lo que es bueno!–... 
No somos lo que esperamos ser
–pronto, pronto dejaré atrás la mortalidad,
y con la mortalidad todo pecado e imperfección.– 

Y pese a que no somos lo que deberíamos, deseamos ni esperamos ser, 
una cosa podemos decir de verdad: 
No somos lo que eramos: esclavos del sistema y la sociedad;
y de corazón podemos unirnos con "esos otros" y reconocer,
por la gracia de la vida, que somos lo que somos...
y así está más que bien.

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